domingo, 2 de mayo de 2010

COMENTARIOS AL LIBRO “LA LEYENDA ÍBERA DE ANÍBAL”

COMENTARIOS AL LIBRO “LA LEYENDA ÍBERA DE ANÍBAL”

Por: Julio César Perea Alfaro

Si hacemos la pregunta “¿cuál es la materia que menos te gusta y que consideras menos necesaria para tu vida?” a cualquier estudiante de secundaria o preparatoria en nuestro país, la respuesta será, en la mayor parte de los casos, “La Historia”.

Es ésta una disciplina que para la mayoría de la gente solo significa fechas y nombres, nada que valga la pena, hechos sin conexión con la realidad.

El desconocimiento de los antecedentes de una sociedad ayuda a que se disminuya el sentido de identidad y pertenencia de quienes la componen, les quita la posibilidad de conocer ejemplos a los que atenerse cuando las condiciones sociales se presentan semejantes a las de algún período anterior de su devenir y, bajo la premisa de que la historia es cíclica, la necesidad del conocimiento de las experiencias sociales es fundamental. Nuestra interacción como sociedad está dada por nuestra herencia cultural, nuestra idiosincrasia; el saber de dónde venimos, por qué somos como somos, cómo y por qué reaccionamos ante cualquier situación, es primordial para nuestra convivencia y progreso sociales.

La historia, a fin de cuentas, sí es importante.

Es muy probable que la falta de interés en los temas históricos se deba a la manera en que son impartidos en nuestras escuelas, una secuencia de hechos, fechas, nombres sin una razón, nunca serán atractivos para nadie.

¿Qué pasaría si la historia estuviera aderezada con un poco de emoción?, ¿con un poco de drama o humor?, qué tal si, para motivar el interés de las personas, se les presenta un poco como eventos cotidianos, como lo que viven y, a los personajes históricos, como personas de carne y hueso con pasiones, debilidades y cualidades.

Eso es lo que hace la novela histórica.

Sin embargo, entrar en la aventura de emprender un proyecto así, no es cosa fácil, se juega siempre al filo de la navaja, al borde del precipicio, ¿hasta dónde hacer uso de la imaginación?, ¿qué tanto apego a los hechos históricos se debe tener? Estas decisiones son riesgo puro

El escritor de novelas históricas es un aventurero.

Sí, debe tener un conocimiento profundo de los hechos, de las fuentes, de la geografía, de las costumbres, debe interiorizarse en la sicología de los personajes históricos y hacerlo con datos que apuntan a varias partes, muchas veces incompletos, contradictorios. Debe, por otro lado, tener una imaginación bien templada, un buen tacto para el drama y para el humor, debe llenar los huecos que la historiografía deja. Debe, en pocas palabras, saber bordar fino, dónde entrar, cuándo salir.



Laura Fernández Montesinos logra todo eso de buena forma en la novela que hoy presentamos, ha escogido a un personaje que ya de por sí es apasionante y lleno de misterios: nada menos que el más grande de los estrategas de todos los tiempos a decir de muchos.

Aníbal Barca es, junto con la civilización que representa, uno de esos grandes enigmas de la historia, no se sabe mucho de él, sus hazañas han pasado a los anales a través de quienes fueron sus enemigos y para quienes su figura representa lo más abyecto de todos aquellos a quienes llamaron bárbaros, es decir, incivilizados, rústicos, en otras palabras, todos aquellos que no eran romanos y que no veían al mundo desde su concepto e intereses.

Cartago, que fue desaparecida literalmente de la superficie de la tierra por Roma que más que verla como enemigo, la sintió siempre como una afrenta a su poderío, supone una fuente inagotable de preguntas para los estudiosos debido a su empeño de borrar su existencia.

Sociedad altamente desarrollada, descendiente de los fenicios y, como éstos, rica por su habilidad comercial, se constituyó en una fuerte competencia para los planes expansionistas de los latinos, lo que inexorablemente la llevó al enfrentamiento armado con ellos. Esta ciudad-estado tuvo en Aníbal a su más acabo líder militar; bajo su mando, y tras hazañas que ya son leyenda como cruzar los Alpes, los ejércitos cartagineses tuvieron de rodillas a la poderosa Roma y fueron solo los conflictos internos, las ambiciones, los intereses y el miedo de la clase aristocrática de Cartago, las que impidieron al gran General y a sus huestes consumar su empresa. Esto, a la postre significaría su desgracia y aniquilación.

¿Qué hubiera sido de la civilización occidental si Aníbal y sus hombres hubieran sometido a los romanos, imponiendo con ello su cultura y forma de vivir?, nunca lo sabremos. Afortunadamente para nosotros, eso no sucedió, y por eso estamos aquí.

Sin embargo, personajes como el que nos reúne deben ser rescatados de la oscuridad, es importante que se conozcan sus logros y sus fallas, que sepamos que existieron y lo que hicieron por lo que significaron en nuestros antecedentes.

Laura recrea el lado humano del caudillo desde la visión de quienes compartieron con él los sentimientos contra el imperio, de quienes lucharon con él, de quienes lo apreciaron y admiraron. Narra sus andanzas en tierras ibéricas, latitudes que por aquellas épocas estaban más identificadas con los cartagineses que con los latinos. Lo vuelve terrestre, lo describe en una grandeza real; capaz de amar, de ser magnánimo y cruel, como hombre de su tiempo y con sus responsabilidades.

Asimismo, lo rodea de personajes que representan a los pueblos ibéricos prerromanos, describe con precisión los paisajes, costumbres y circunstancias histórico geográficas de la época. Entreteje con habilidad la ficción con los hechos históricos que ha estudiado con detenimiento y exhaustividad, nos hace conocer las intrigas, las alianzas, los entretelones de la política y la guerra. Nos muestra un panorama muy real y creíble de ese período y le pone el toque femenino de manera sutil, efectiva.

La narración es fluida, sin rebuscamientos, ,la psiqué de los personajes está bien definida, ninguno sobra, tienen pertinencia y representan, como la autora apunta en el epílogo, las características de los tipos humanos que se vieron involucrados en los hechos narrados.

La lectura de esta obra lo remite a uno a las obras de Alejandro Dumas o Michel Zévaco, es emocionante, a ratos recuerda a Salgari, con un toquecito de romanticismo a lo Corín Tellado (dicho esto sin ánimo de molestar).

Un libro ameno, divertido, bien documentado, entrañable, de esos que uno no quiere que se acaben, con personajes que se hacen nuestros, parte de nuestra vida mientras los lee, los sueña.

Se queda uno con ganas de más.

Hacen falta más libros como éste, hacen falta más escritoras como ésta, hace falta un poco más de esta forma de imaginación, hace falta que Laura se siente a pergeñar otra novela así.

Mientras tanto:

Por tu Leyenda íbera de Aníbal, ¡Bravo Laura!
 

Nota del editor: Estas fueron las palabras de Julio César Perea Alfaro durante su presentación del libro, el martes 27 de Abril de 2010, en la ciudad de Xalapa, Veracruz, México y en el recinto de la Biblioteca "Carlos Fuentes"

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